jueves, 13 de octubre de 2011

"SOMOS ESQUIZOFRÉNICOS, PERO NO PELIGROSOS"
Artículo del Comercio del 11.10.11 - Chelo Tuya
El programa de Fundación Siloé (Prometeo-Salud Mental) apuesta por viviendas tuteladas frente a la institucionalización.

«Antes me preocupaba el qué dirán. Ahora me da igual. Yo soy feliz y sé que soy yo la que controlo mi vida. Ahora, sí». Olga Pérez sonríe. De hecho, no apea la sonrisa ni cuando repasa los momentos más duros de su vida, con desencuentros familiares, parejas que se convirtieron en maltratadoras y soledad. Mucha soledad. La que da la esquizofrenia ni diagnosticada ni tratada, que convierte al enfermo en un 'bicho raro', con comportamientos extraños. En definitiva, en persona a evitar «porque damos miedo y no sé por qué. Somos esquizofrénicos, pero no peligrosos».

La frase la pronuncian, en diferentes momentos de la tarde, tanto Olga como su compañero Francisco Javier García -«llámame Fran»-, con el que comparte no sólo patología, o haber sufrido mucho rechazo -«cuando cumplí los 19 fue muy duro, me llegaron a ingresar en Jove»-, sino también el hecho de que ambos forman parte del proyecto Prometeo. Es una de las ramificaciones de la Fundación Siloé, la gestora de la única Casa del Sida de Gijón, que también ofrece programas para menores en riesgo, para personas con discapacidad y el citado Prometeo, para enfermos de alguna patología mental, con afectación severa y sin recursos.

La base del programa son tres viviendas tuteladas, con capacidad para tres personas cada una, en las que los usuarios cuentan las 24 horas del día los 365 días del año con atención profesional, mientras su tratamiento médico es controlado por el equipo de Salud Mental del Área Sanitaria V.
En los pisos, los usuarios -actualmente seis chicas y tres chicos- tienen que encargarse de las tareas de la casa «puesto que de lo que se trata es de lograr su inclusión social, de que recuperen su autoestima y, en definitiva, su vida», explica Pablo Puente, el coordinador de programas de Siloé. Es una apuesta por unidades pequeñas «donde se ofrece una atención individualizada», lejos de la filosofía de los centros de internamiento, donde «hay una gran falta de privacidad para el usuario». Una visita al piso de Olga evidencia que lo han logrado. Ella, con sus compañeras, han elegido el color de las paredes y las han pintado. Un vivo tono naranja aumenta, aún más, la luminosidad de la sala. Mientras reparte café -«aquí siempre hay una cafetera preparada», explica María García, una de las técnicas de Siloé-, Olga insiste en quitar dramatismo a la enfermedad mental «porque con la medicación adecuada no hay ninguna diferencia entre tú y yo. Hacemos una vida totalmente normal». Fran le da la razón. «Yo antes tenía problemas, pero porque no me habían diagnosticado. Ahora que sé lo que tengo, sé qué medicación debo tomar y con ella no tengo ningún problema. Tengo hasta novia. Una pareja con la que aspira a vivir, en el futuro, en un hogar independiente, cuando concluya el período de 18 meses marcado por Siloé para que Prometeo ofrezca algún resultado. Más cerca lo tiene Olga, que en breve irá a vivir a un nuevo piso compartido con otras amigas, pero sin pareja. «Yo estoy en un momento de mi vida en el que quiero vivir yo, sin pensar en nada más», asevera.

Olga ya tuvo parejas, igual que tiene familia, «con la que no tengo relación», un denominador común a muchas personas con patologías mentales. Fran no habla de su familia pero sí recuerda que la enfermedad le aisló en la adolescencia. «Yo pensaba que se reían de mí y ahora sé que quizá no lo hacían, pero la esquizofrenia hace que veas cosas que quizás no ocurren».
Ni locos, ni delincuentes
Olga reconoce que ahora identifica los síntomas «y, por ejemplo, si entro en una cafetería y la camarera no me atiende no pienso es que algo personal, es porque no me ve». Fran, a su vez, ha logrado que le dé igual que le miren. «Yo también miro», apostilla.En sus pasos para lograr una vida independiente, ambos reclaman respeto, mucho respeto. «Ni somos locos ni somos delincuentes», insisten, una frase que refrenda al instante la directora de la fundación, Susana González, quien recuerda lo que dicen las estadísticas: «En proporción, hay muy pocos delitos cometidos por personas con esquizofrenia. Quizá son más escandalosos, pero no son la mayoría». Quizá, añade, «hay más de los que hacen algo malo y luego dicen que están locos. De estos hay muchos y tampoco hay derecho», protestan Olga y Fran.
Los dos se muestran satisfechos con su evolución, por lo que no sólo posan para la foto sino que muestran su deseo explícito de que figuren sus nombres y apellidos. «No tenemos nada de qué avergonzarnos», dicen. Tanto María García como Begoña Pruneda, miembro del equipo técnico de Siloé, destacan la necesidad de dar visibilidad al problema. «Hay muchas personas sin recursos y con problemas mentales. Estas viviendas son muy útiles para evitar su exclusión».
En Prometeo, explican, no sólo se ofrece vivienda y tratamiento, sino que los usuarios comienzan a formarse «para encontrar empleo». Fran se ha convertido en un experto cocinero. «Me salen unas lentejas riquísimas», dice. Y Olga tiene en su currículo hasta cursos de fontanería. Ahora no será la primera en salir hacia una vivienda autónoma. También comenzará a trabajar en Siloé; de momento, de voluntaria «pero remunerada, porque tengo una casa que pagar».

LA INCLUSIÓN SÓLO SE LOGRA IMPULSANDO SU AUTONOMÍA
«La inclusión sólo se logra impulsando su autonomía personal». Su máxima, casi un lema vital, puede encajarse en cualquiera de los programas que Siloé tiene en marcha y que cobró ayer especial eco en el Día Mundial de la Salud Mental. Su fundador, José Antonio García Santaclara, defiende el tratamiento «a la persona, con atención individual, para que recupere su autoestima y reciba la ayuda que realmente necesita, no la establecida». Y eso es lo que propugna para las personas con enfermedad mental y sin recursos, de cuyo elevado número tantas veces han alertado las entidades sociales.
Santaclara cree que el programa Prometeo ha demostrado que «las viviendas tuteladas funcionan muy bien. Las personas llegan aquí derivadas desde Salud Mental, ya que la implicación con el Principado y con el Ayuntamiento es total. Sin ellos este programa no podría salir adelante». Es de hecho Salud Mental quien decide, en colaboración con el Consistorio, quién puede formar parte del proyecto a través de una comisión mixta. Hasta ahora, advierten frente a las estadísticas, hay más enfermas que enfermos. Y para dar más cobertura necesitan más pisos.

domingo, 2 de octubre de 2011

10º Aniversario de Otras capacidades (II)

UNA DÉCADA DE CAPACIDADES  
Siloé festeja 10 años de atención 

28/09/2011 00:00 
Cariño, afecto, voluntad y amor son algunas de la virtudes que conviven día a día en los hogares Jaipur y Alfar de la Fundación Siloé. No sólo eso, sino que también en ambos equipamientos se cubren todas las necesidades fundamentales de las personas discapacitadas para facilitar el desarrollo de sus potencialidades y favorecer un proceso de normalización dentro de los parámetros que incrementen su calidad de vida y su dignidad como personas.
Con motivo del décimo aniversario del programa Otras Capacidades , uno de los tres programas que esta institución tiene en marcha, los protagonistas disfrutaron ayer de una jornada de fiesta muy familiar, a la que asistía la concejala de Bienestar Social, Eva Illán, que demostró su apoyo a los residentes y valoró el trabajo de los empleados: “Hacéis un trabajo magnífico y a los residentes os animo y espero que algún día podáis hacer todo aquello que os propongáis”.

Tanto educadores como residentes se divirtieron mientras veían a una de las alumnas bailar danza al ritmo de la música, mientras observaban en fotografías los diez años de convivencia o con la lectura en la que sus compañeros plasmaron “las ganas de valerse por sí mismos” y, por supuesto, de “adquirir un grado de autonomía para no depender, constantemente, de alguien”. Alguno incluso dijo que espera “poder llegar a vivir con su novia”.
El objetivo es el mismo para sus cuidadores. “La finalidad es trabajar para promover la autonomía personal y fomentar una vida independiente, en la medida de lo posible”, explicó Susana González, directora de la Fundación Siloé. La coordinadora del programa Otras Capacidade s, Rocío Mata, matizó que “los integrantes de Alfar hacen una vida muy normalizada”. Sin embargo, los habitantes de Jaipur “necesitan constantemente la presencia del equipo educativo”, argumentó González, que dejó claro que “dentro de la cotidianidad tienen grados de autonomía”.
Hace una década el programa recibía el nombre de Otras Discapacidades , hasta que decidieron cambiarlo por el actual porque “con frecuencia salen más ideas de personas menos inteligentes que de grandes talentos”, explicó el presidente de la Fundación, José Antonio García Santaclara (Santa), que no quiso dejar en el tintero que “este programa nació con el cariño y la adopción de niños y niñas con nombres e identidad propia. En estas personas tenemos un tesoro y llevamos este tesoro en vasijas de oro”.