miércoles, 27 de julio de 2011

18º aniversario de Casa de Acogida

Parados sin toxicomanías incrementan un 30% la cifra de gijoneses sin techo

El centro Milsoles que la Fundación Siloé gestiona en El Coto atendió a 254 personas en 2010, muchas en la calle tras perder su trabajo 

02.05.11 - 02:04 -


                                                          Usuarios e integrantes de la Fundación Siloé, en la Casa de Acogida de Mareo.

El colectivo de los sin techo crece en Gijón. Un 30% más en el último año. Por primera vez, el grupo no es un combinado de inmigrantes sin papeles y personas con problemas de toxicomanías o salud mental. En 2010, se incorporaron a esta masa demandante de la más básica y urgente de las ayudas un buen número de asturianos que se quedaron en la calle tras perder su empleo. Con el paro llegó la pérdida de la vivienda y la separación familiar. O viceversa.
Así lo indican los datos de la Memoria 2010 de la Fundación Siloé. Por su centro Milsoles, el que la entidad tiene en El Coto y que atiende a personas con graves problemas de exclusión, pasaron el año pasado 254 usuarios, un 30% más «que en el año anterior», crecimiento que llega, directamente, «de la mano de personas desempleadas, pero que no tienen, como las demás, problemas de toxicomanías o de salud mental. Simplemente perdieron su trabajo y, con él, su vivienda y su familia».

             Miembros de la Fundación Siloé y responsables de la Procuraduría General del Principado de Asturias, en la Casa de Acogida-
La relación desempleo-divorcio-vivir en la calle no es tan sencilla ni automática. «Evidentemente, se trata de personas que ya estaban en una situación de riesgo, con trabajos en precario y difícil situación familiar», pero sí está claro que «al estallar la crisis económica estalló, también, la fragilidad en la que vivían». Así lo explica Pablo Puente, coordinador del programa Innuit, el que dentro de la Fundación Siloé engloba sus piezas fundamentales: la Casa de Acogida de Mareo, para personas con VIH, el citado centro de día Milsoles y el proyecto Prometeo, viviendas tuteladas para personas con problemas de salud mental.
Puente, junto con la directora de la Fundación, Susana González, aseguraron a EL COMERCIO que 2010 «fue un año de crisis», en el que la demanda de atención llegó a personas «que, hasta ahora, no habían necesitado de nuestra ayuda».
Por ello, parte de los recursos de la entidad se destinaron a «programas destinados a la búsqueda de empleo y formación, porque era la demanda prioritaria de estas personas que nos llegaron por primera vez». Mientras el empleo llega, si es que lo hace, Siloé se encargó «de gestionar la petición de las ayudas a las que tuvieran derecho, en su mayoría al salario social, porque ya habían consumido todas las prestaciones de empleo existentes», aclara Susana González.
Sin embargo, esa ayuda económica «también tiene muchos retrasos», por lo que desde la Fundación se dio acogida a estas personas «que necesitaban alimentos, aseo, vivienda» y se les dirigió «hacia el resto de entidades que forman parte la red contra la pobreza y la exclusión de Gijón».

                                           Video publicado por TPA en 2010, con motivo del 18º aniversario de la Casa de Acogida

480 casos gestionados
Porque 2010 fue, también, el año del estreno en Gijón de la red que une a las principales organizaciones sociales -Siloé, Proyecto Hombre, Cocina Económica, Cáritas y Albergue Covadonga- en permanente conexión con la Fundación Municipal de Servicios Sociales.
Se trata de ofrecer atención individualizada a cada caso, por lo que el Albergue Covadonga se convertirá en la puerta de entrada a la ayuda social, desde donde se derivará a la persona a la entidad que más se ajuste a sus necesidades -de vivienda, de tratamiento sanitario, de desintoxicación- para culminar en su inclusión social.
La directora de Siloé afirma que «la red ya está en marcha y, en breve, tendremos la base de datos que nos es prioritaria para saber con exactitud cuántas personas en riesgo de exclusión hay en la ciudad y qué ayuda es la que necesitan».
En el entramado de servicios, Siloé ofrece, además de la asistencia directa de Milsoles, tratamiento sanitario a personas con VIH -en la Casa Acogida de Mareo, por la que pasaron 25 personas en 2010-, así como viviendas tuteladas y semituteladas para personas con dolencias mentales o discapacidad. En total, 480 casos, para los que tanto Susana González como Pablo Puente insisten en que el futuro «pasa por los pisos semi tutelados, por acabar con la institucionalización de las personas».
En la actualidad ya cuentan con tres viviendas de las que ellos denominan «tercera fase». Es la más autónoma, «a la que llegan personas que, primero, han estado en nuestros centros, luego han utilizado viviendas tuteladas y, ahora, ya pueden iniciar una vida más autónoma, con una supervisión mucho más ligera».
En 2011, la intención de la Fundación Siloé es contar con «tres pisos más», que gestiona la entidad con la colaboración «o bien de Vipasa, que nos hace una cesión, o con un alquiler de la Empresa Municipal de la Vivienda». El objetivo, subrayan, es «lograr la autonomía personal».

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